Al final llegamos a Andorra... (23.01.2012)

Qué nervios teníamos todos, qué ganas de salir, y tras un rato de despedidas, iniciamos nuestro esperado viaje. Teníamos por delante ocho horas cargadas de sensaciones, risas, juegos, videojuegos, conversaciones, más risas, películas... Realizamos dos paradas para coger fuerzas y llenar los estómagos, y ya de paso, estirar las piernas.
Todo iba según lo previsto, el cansancio se iba acumulando, pero era llevadero, hasta que por culpa de un imprevisto y desgraciado accidente llegando a La Seu d'Urgèll, nuestro autobús tuvo que dar media vuelta para ir por otro camino, más largo, más estrecho, con ligeras y contínuas curvas durante hora y media, vamos, un puerto de primera, al cual bautizamos como el puerto del potaje, podéis imaginar por qué...
Tras el viaje por la montaña rusa, el conductor decidió parar para respirar un poco, y aprovechamos para hacernos unas fotos. Tan solo nos faltaban 10 kilómetros para pasar la frontera, y unos 20 minutos más para aterrizar en nuestro hotel, por eso nuestros ojitos reflejaban la misma ilusión que antes de salir. Iniciamos el último tramo del camino, pero antes de llegar al hotel teníamos que equiparnos con el material de esquí; botas por aquí, tablas de snow por allá, pásame mis bastones, este casco me queda grande, cuidado con los esquís que se te van a caer... ¡¡una locura!!
Eso que suena ¿qué es?, debe ser mi tripa, que tengo un hambre... Pues venga chicos, colocamos las maletas en las habitaciones y a cenar. Tenemos filetes, pescado, ensalada, macarrones con tomate, y unos postres deliciosos.
Tan grande era el cansancio que todos los niños y niñas de Los Abetos cayeron rendidos sobre sus camas, Zzz... Teníamos que madrugar para colocarnos el traje de nieve, coger las botas de esquiar, desayunar bien para tener mucha energía, y subir hasta las pistas.
El primer día había terminado...
Amaneció el lunes sobre Andorra, y con los nervios a flor de piel, subimos todos hacia las pistas, donde nos esperaban los monitores. Tras hacer los grupos según los diferentes niveles, disfrutamos de la nieve y, para algunos, de la nueva experiencia.
Después de caernos un montón de veces y levantarnos, llegó la hora de comer. Macarrones, salchicas con patatas, y natillas, todo muy rico. Como nuestros monitores abetenses querían vernos en acción, hicimos varios grupos y nos fuimos a esquiar con ellos, fue divertidísimo porque tenemos un montón de anécdotas que contar.
Guardamos el material de esquiar en "la cuadra" y bajamos a ducharnos al hotel para salir a comprar cositas a Andorra la vella.

Continuará...